miércoles, 10 de octubre de 2012

Pasajeras de la trascendencia


Plantas que crecen lentamente bajo el sol y la luna, en tiempos de lluvia y de sequía, a veces pisoteadas por quienes no ven más allá de sí mismos y otras regadas por almas generosas o por el mismo cielo. Sus ramas se extienden al compás del viento y descansan luego en su propio peso, esperando nuevamente la brisa que se llevará sus hojas hacia otras tierras.

Esperando quietas. Plantas que no pueden esconderse del sol y correr bajo la noche, que no pueden desarraigarse sin morir. Que vienen a regalar su vida abrazando al aire y son confundidas con el paisaje o usadas como simple decoración. Verdes, rojas, amarillas, blancas. Todas unidas por el mismo destino: morir.

Plantas que van a morir pero que también conocerán otras tierras. De sus ramas, flores y frutos se desprenderán partes que volarán lejos, que conocerán la fertilidad de otros caminos y colores. Bajo el mismo cielo y el mismo sol crecerán otras ramas y otras formas. Inspirarán nuevas canciones y poemas, darán vida donde antes no la hubo.

Y nosotros contemplaremos la escena como si fuéramos otros.

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