miércoles, 1 de febrero de 2012

Las cartas y el amor

Releyendo las cartas de antiguo amor entendí que nada se pierde cuando se ama. Y es que muchas veces -la mayoría quizás- nos guardamos aquello que esa persona despierta en nosotros. Como dice Ismael, escribimos cartas que nunca se envían en botellas que brillan en el mar del olvido. 


Pero estas cartas no están en botellas. Están en un rincón de mi casa. Y releerlas es también reescribirlas, y reescribirme, si acaso algo así es posible.

Las cartas de un viejo amor me enseñan cada cierto tiempo que no hay que traicionar a los propios sentimientos, que hay que luchar por la persona que amas, que el dolor puede tener sentido, que a veces lloramos de pura felicidad, que cuando se ama poco importa lo que los demás piensen o que nuestro amor no sea correspondido.

Esas cartas son el testimonio de un camino que no fue, y que, irónicamente, me ha enseñado mucho más del amor que el amor que en ese entonces fui capaz de dar.

La primera enseñanza es que amar hace más grande al que ama que al ser amado. Como dice Bielsa, tiene que haber una relación entre lo que una persona posee antes de empezar y a dónde llega. Pero nosotros estamos acostumbrados a valorar sólo aquel que llega más arriba. Es decir, la medida del éxito o fracaso del amor no tiene tanto que ver con el resultado como con la intensidad con que los amantes viven su proceso.

Como dice Drexler, hay que amar la trama más que el desenlace.

La segunda enseñanza es sobre la determinación.



No existe el destino sino pura posibilidad. ¿Cuántas veces atribuimos a otros por nuestros errores, omisiones o simplemente un resultado no favorable? "Será de dios" decimos, o en su versión posmoderna "Por algo pasan las cosas". Yo he aprendido que vivir como si todo dependiera de mí me permite disfrutar más de mis éxitos y evitar con mayor frecuencia mis errores. Esto, en el amor, es como aprender a besar sin saber qué pasará después, o decir

nunca dejes de buscarme
la excusa más cobarde es culpar al destino.

La última enseñanza es que cuando amas transformas la vida del otro, incluso sin estar ahí, al modo de una ausencia presente. Y no se trata de un simple acuerdo de convivencia, sino de una nueva realidad que nace de compartir un camino, en cuyo recorrido quizás lo más difícil es aceptar que irremediablemente, algún día, terminará.

Referencias:

- Ismael Serrano, Sueños de un hombre despierto, Amores imposibles.
- Jorge Drexler, Amar la trama, La trama y el desenlace
- Marcelo Bielsa, en FrasesBielsistas
- Juan José Campanella, El secreto de sus ojos

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